Gran espectáculo el de la leche de coco en cualquier plato, pero lo de hoy ha sido el remate. La foto compara leche frita, de coco por una lado (izquierda) y la de nuestra amada Simone por otro. Eso de ir al supermercado y agarrar compulsivamente una lata de leche de coco cuando la ves, siempre te ayuda en algún momento. Si dais un repaso por el blog ya hemos preparado varias recetas con leche de coco y la verdad es que los resultados son muy buenos y con un toque un poco exótico para lo que estamos acostumbrados por aquí. Os contamos que hemos hecho:
La diferencia principal entre esta leche de coco frita y la normal es que para la normal usaremos dos yemas de huevo para mezclar con 3/4 de leche, cinco cucharadas de azúcar y cinco de maizena. Cambian algo las cantidades, pero el método de preparación es el mismo.
Disolvemos la maizena con en un poco de leche fría. Aparte calentamos el resto de la leche en un cazo, junto a la cáscara del limón, el azúcar y la mantequilla. Cuando este a punto de hervir, añadimos la maizena diluida y sin dejar de remover, seguimos cocinando durante unos 5 minutos. Como podéis ver, nosotros le hemos dado un toque de vainilla, que va fenomenal con el coco.
Solo queda dejar enfriar en un recipiente que nos de el tamaño deseado de leche frita. En casa somos de mandíbula amplia, por lo que el grosor debe ser importante. Freímos rebozando por harina y huevo. Simone dice que lo hagas por pan rallado, pero nos gusta más así. Después de frita la ponemos en un papel absorbente y espolvoreamos con azúcar. Si tienes coco rallado, le vendrá de fábula a esta preparación.
Hay dos diferencias principales entre las dos preparaciones. La obvia, el sabor. La nuestra tiene un suave sabor a coco que no te esperas cuando la pruebas. La otra, la textura. Al ser mucho más grasa la leche de coco la preparación queda más consistente y no tan ligera como puedes conseguir con la leche de vaca normal, pero no desmerece.
Pruebenla y verán.
