La otra manera.
En casa siempre nos han gustado más las torrijas de leche. Son, por decirlo de alguna manera, nuestras torrijas. Después siempre estaba la otra manera. La de las torrijas de vino, que son las que os enseñamos hoy.
Las torrijas de vino en casa son como ese pedazo de turrón blando que se queda en el plato durante un mes hasta que alguien se decide a darle una muerte digna. Dan vueltas por la nevera durante unos días hasta que una noche no tienes que cenar y te calientas un vaso de leche y decides acompañarlo del último visitante de la Semana Santa. Hay cosas que dan pena y esta es una de ellas, la triste torrija de vino abandonada.
Nosotros preparamos las torrijas con el pan de torrijas que aprendimos a hacer el año pasado. Está genial y os aconsejamos que lo probéis. Os gustará seguro.
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