Aunque esta forma de cocinar el ossobuco no es la que habitualmente estamos acostumbrados, esta realmente deliciosa. Y mejora con los días de reposo. Normalmente lo cocinamos más como el rabo de toro estofado, o de esta otra manera.
Esta vez y teniendo en cuenta que teníamos dos kilos de rabo en la otra olla, así tal cual, le dimos una oportunidad a cocinarlo con la salsa gremolata. Le aporta un toque ácido y sabroso con el limón y la anchoa. Completamente diferente a nuestro paladar cuando tomamos carnes gelatinosas.
Es la segunda receta del mes con Carne Villa María, que además llega en un 29 de Febrero completamente primaveral… No os la perdáis.
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