El otro día comentamos que no nos apetecía llamar a nuestro arroz con almejas y rape con el nombre de “paella”. Cualquiera que lo desee puede preparar una que será mejor que algunas que podría disfrutar en los restaurantes de muchos chiringuitos playeros. Sin embargo, abanderar en un blog la receta de la paella puede ser tan ingrato o peligroso como querer llevar razón al justificar la alineación de la selección española o como intentar convencer a tu novia/mujer de que una camisa no le queda mal si ella piensa lo contrario.
Es decir, nunca intentaríamos decir que somos capaces de hacer la paella perfecta, como hace Felicity Cloake en su blog (en inglés), porque doctores tiene la iglesia que vendrían a corregirnos. Igual que a ella, que ya mucha gente sabe inglés…
En esta entrada y a partir de la definición de “arroz seco” que explicamos el otro día, vamos a intentar cubrir los diferentes tipo de arroces que podemos encontrar. Seis definiciones fáciles y rápidas con algunos ejemplos del blog que ampliaremos con más recetas hasta que cubramos el repertorio. Comenzamos.
Arroz Seco:
Como ya dijimos es uno de los arroces más difíciles de conseguir, ya que el punto exacto de cocción debe coincidir con la evaporación total del agua o caldo de cocción. El modo tradicional en paella o los arroces en cocinados en cazuela de barro y los terminados al horno suelen tomarse secos. Como ya comentamos muchos arroces cocinados en barro suelen ser platos regionales y llevan incorporados legumbres en su preparación.
En el recetario podéis encontrar estos dos ejemplos, pero cualquier “paella” con verduras, unas costillas de cerdo o unos pedazos de pollo está de vicio. Preferimos el azafrán que le colorante, por cierto. Reposo obligatorio.
Dos ejemplos sencillos que tenemos en el blog, el arroz negro con sepia y el arroz con rape, almejas y alcachofas.
Arroz Caldoso:
A diferencia de los secos, estos arroces aún conservan parte del líquido de cocción al terminar. Los arroces caldosos van desde los arroces melosos que son lo que menos caldo conservarían a las sopas. En cualquier caso es necesaria la cuchara.
Nuestra receta de sopa de arroz que levanta a los muertos es un claro ejemplo.
Arroz Blanco:
El más fácil. Cocido en abundante agua y sal debe quedar suelto y entero. Se usa en una cantidad importante de platos no muy elaborados, como ensaladas o también como acompañamiento para carnes, pescados o curry, por ejemplo.
En ensalada el arroz blanco da mucho juego. Arroces exoticos tienen fragancias diferentes y muy delicadas que quedan muy bien. Aquí en ensalada de arroz con verduras.
Arroz Pilaf:
Similar al blanco, pero se rehoga previamente cebolla en mantequilla y también al arroz. Posteriormente se cuece y al final se mezcla con mantequilla para que queden los granos sueltos. Pronto os lo enseñamos.
Arroz Cremoso:
Pensemos en el arroz con leche. El resultado ideal a partir de la cocción en una base grasa le da la característica de crema final.
Dos arroces con leche. El que más nos gusta es el arroz con leche de coco y también está un arroz con leche “enriquecido” que no podéis dejar de probar.
Risotto:
Acabamos este repaso ligero con el arroz típico de la cocina italiana, cocinado con una base de arroz arborio principalmente. Rehogado, bañado con un poco de vino y posteriormente añadido el caldo poco a poco y removiendo constantemente queda un arroz muy cremoso. El remover provoca que se desprenda el almidón y le de esa textura tan especial.
Y tres risottos, con gambas y setas, con verduras y gorgonzola o con calabaza y mozzarella, nuestro favorito.
Esperamos que los disfrutéis. ¡A cocinar!
Adoro el arroz en todas sus variantes, qué ricos se ven todos los que aparecen acá-
Saludos
Toda una lección magistral… si señora¡¡
Hola pepa estupendas preparaciones de arroz en hora buena ,son estupendos.
Un abrazo