Nos venía fenomenal la lluvia, a todos, pero la verdad, me riza el pelo y no me mola nada. Momento frívolo.
Me gusta el sol, pasear mirando al sol realmente. Salir con el perro y buscar las calles en las que el sol te da de cara y cerrar los ojos… Ultimamente me dicen que estoy moreno, pero lo que no saben es que es moreno albañil. De cuello y brazos. El único problema al asunto del paseo que le veo es solo puedes dar la mitad con el sol en la cara, después toca volver. Habrá que mirar esto para ver como lo mejoramos.
Tras un fin de semana más largo de lo habitual, en el que esperamos hayáis descansado, volvemos al mundo de las recetas. Hoy os traemos una receta que quizás sea de las que más nos ha gustado de las que hemos preparado últimamente. Es un guiso, como muchos otros, pero el resultado es genial. Parte de una receta antigua de una caldereta de conejo, que nosotros hemos cambiado por cordero. Una par de paletillas de recental van perfectas para cuatro personas. Estas son de Carne Villa María y nos han quedado perfectas. Ya sabéis, el lechal no va con nosotros, nos parece demasiado suave.
Ingredientes -para 4 raciones– :
2 paletillas de cordero
2 cebollas
4 dientes de ajo
2 tomates
2 hojas de laurel
750 ml de vino blanco
Caldo
Tomillo
Romero
Un trocito de canela
Sal y Pimienta
Aceite de oliva Virgen Extra
Tiempo de elaboración: 1 hora y 30 minutos más el tiempo de marinado.
Preparación:
El adobo
El día de antes, cortamos la cebolla en trocitos y les damos un golpe a los ajos para que se aplasten un poquito. El tomillo, el romero y la pimienta. Aquí se nos ha ido la mano y hemos usado pimienta de Szechuan.
Colocamos en un recipiente todo lo anterior con la paletilla cortada en trozos y el vino blanco. Lo dejamos adobando hasta el día siguiente.
El guiso
Escurrimos el contenido de la fuente, pero nos las apañamos para retener el líquido del adobo. Es un vino con todo el sabor. Separamos el cordero.
Lo pasamos por harina y lo doramos en una cacerola con aceite bien caliente. Retiramos.
En la misma olla ponemos la cebolla a rehogar junto a las hierbas aromáticas. Cuando este dorada añadimos el tomate cortado en trocitos y seguimos rehogando hasta que el líquido que genera se evapore.
Añadimos el cordero, el líquido del adobo, la sal correspondiente, la canela y el laurel. Cubrimos el cordero con algo de caldo. Si no tenéis, usad agua, pero no será lo mismo.
Dejamos cocer a fuego lento hasta que el cordero está bien tierno, sin olvidarnos de desespumar si es necesario. Una hora y cuarto aproximadamente o hasta que este bien tierno.
Servimos con unas patatas fritas bien crujientes y tendremos un plato de vicio. Carne tierna que se despega del hueso, sabrosa y con el toque del vino, la canela, las hierbas. Una maravilla, vamos.
Feliz primavera,
Esta receta me trae muchos recuerdo de mi infancia. Aún me parece sentir el aroma de la caldereta mientras jugaba con mis primos y nos bañábamos en el río (y nuestros padres al fuego pasando calor, jeje).
Gracias por compartirla. Me va a encantar prepararla.
Sçí, yo soy como tú: me encanta el sol! Si bien la lluvia es necesaria…
Siempre digo que me no me importa que el invierno sea largo, siempre y cuando haga sol (y que llueva por al noche, si es necesario…)
Una caldereta para entrar en calor, ya lo creo!
Besos
Me apunto a un platito de caldereta ¡¡¡qué pinta!!!
Besos.
Qué rica, hace años que mi suegra no la prepara, me encanta!. Ella recuerdo que hace un majao con hígado etc, pero vamos, es opcional. Un saludo,
Chicos, acabo de comer y ya estoy salivando! os ha quedado magnifico!