De repente, calor. Al contrario de los años en los que los carboneros se disfrazaban de Baltasar durante todo el invierno, ahora cuando sale el sol comienza la temporada alta para la leña de las barbacoas, el carbón vegetal. Suben las temperaturas y los chorizos, morcillas, pancetas y demás partes del cerdo que nos hacen mantener nuestras voluptuosas curvas se tuestan en las brasas, para desengrasarse en su justo punto y entre pan y pan hacernos llorar.
Pero, como comentamos hace poco, este año el pescado está accesible. Los boquerones fritos, esos que te puedes comer con espina y todo, nos pirran. En esta receta y en otras que tenemos por ahí inspiradas por Abraham García se convierten en inmejorables, con un majado y un marinado que los convierte en un placer.
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